¿Qué son las Leyes de la Productividad?
Las leyes de la productividad son principios y reglas prácticas que explican cómo podemos optimizar nuestro tiempo, energía y recursos para alcanzar objetivos de manera más efectiva. Estas leyes son fruto de observaciones y estudios en psicología, economía, y gestión del tiempo, y han sido formuladas a lo largo de años para ayudar a las personas y organizaciones a mejorar su desempeño. Cada ley aborda aspectos específicos de cómo trabajamos y cómo gestionar nuestras tareas, prioridades y energía de manera más eficaz.
A continuación, exploraremos algunas de las leyes de productividad más conocidas, detallando su significado y aplicación.
1. Ley de Pareto (Regla 80/20)
La Ley de Pareto, también llamada la Regla 80/20, sostiene que aproximadamente el 80% de los resultados provienen del 20% de los esfuerzos. Esta ley, formulada por el economista Vilfredo Pareto, se basa en la idea de que no todas las tareas ni los recursos tienen el mismo peso o valor.
Aplicación:
En lugar de dispersarse en múltiples tareas de bajo impacto, la regla 80/20 recomienda enfocarse en las tareas clave (20%) que generan la mayor parte de los resultados (80%).
Por ejemplo, en ventas, el 20% de los clientes suelen generar el 80% de los ingresos. En productividad personal, el 20% de las tareas podría representar el 80% de los logros diarios.
2. Ley de Parkinson
La Ley de Parkinson afirma que el trabajo se expande para llenar el tiempo disponible para completarse. Formulada por el historiador británico Cyril Northcote Parkinson, esta ley sugiere que cuando asignamos más tiempo del necesario para una tarea, tendemos a hacer que la tarea tarde más.
Aplicación:
Para evitar que el trabajo se extienda innecesariamente, establece límites de tiempo o plazos ajustados, promoviendo una gestión del tiempo más eficiente.
Por ejemplo, si una tarea podría completarse en 2 horas pero asignas todo el día, es probable que te tome más de lo necesario. Al asignar solo el tiempo justo, te obligas a concentrarte y finalizar la tarea en menos tiempo.
3. Ley de Ilbert o Ley de la Trivialidad
La Ley de la Trivialidad, conocida también como el Principio de Trivialidad de Parkinson, describe la tendencia a dedicar desproporcionadamente tiempo y energía a temas triviales y sencillos, mientras que las tareas complejas, pero más importantes, reciben menos atención. Esto ocurre porque las personas suelen sentirse más cómodas abordando tareas fáciles y entendibles.
Aplicación:
Prioriza las tareas según su impacto y dificultad, y dedica más tiempo a las que realmente importan, aunque sean complejas.
En reuniones, por ejemplo, un equipo puede pasar mucho tiempo discutiendo detalles pequeños en lugar de concentrarse en decisiones estratégicas cruciales.
4. Ley de Carlson
La Ley de Carlson, formulada por el sociólogo sueco Sune Carlson, establece que el trabajo hecho en bloques de tiempo sin interrupciones es más eficiente que el trabajo interrumpido o fragmentado. Cada interrupción genera una pérdida de tiempo porque se necesita volver a concentrarse y retomar el flujo del trabajo.
Aplicación:
Organiza bloques de tiempo para trabajar sin interrupciones. Aplica técnicas como el Time Blocking o el Pomodoro para concentrarte en una tarea específica y evitar distracciones.
Un ejemplo sería dedicar una hora completa a una sola tarea, como redactar un informe, sin responder correos o mensajes durante ese tiempo.
5. Ley de Murphy
La Ley de Murphy establece que “si algo puede salir mal, saldrá mal”. En el contexto de la productividad, esta ley nos recuerda que es importante prever y planificar posibles obstáculos, y no asumir que todo saldrá como planeado.
Aplicación:
Incluye un margen de tiempo o recursos adicionales en tus planes para gestionar imprevistos, y considera alternativas para las tareas críticas.
Por ejemplo, si necesitas enviar un proyecto, guarda copias de respaldo o asigna tiempo extra para revisar detalles críticos antes de la fecha límite.
6. Ley de la Conservación de la Energía de Mackenzie
La Ley de Mackenzie indica que toda persona dispone de una cantidad limitada de energía mental y física para emplear cada día. Según esta ley, no es productivo forzarse más allá del límite de esta energía.
Aplicación:
Identifica cuáles son tus horas de máxima energía y asigna tareas importantes en esos períodos. Usa las horas de menor energía para tareas menos demandantes.
Por ejemplo, si eres más productivo en las mañanas, dedica ese tiempo a tareas cognitivamente complejas, reservando la tarde para tareas más rutinarias.
7. Ley de Laborit (Principio de Placer)
La Ley de Laborit sugiere que, de manera natural, las personas tienden a evitar tareas desagradables y a posponerlas. En términos de productividad, esto puede llevar a la procrastinación de tareas importantes, especialmente si resultan aburridas o difíciles.
Aplicación:
Utiliza técnicas como “comerse el sapo” (hacer primero la tarea más difícil o desagradable) para abordar tareas difíciles de inmediato, evitando posponerlas.
Por ejemplo, si tienes que redactar un informe complicado, hazlo a primera hora del día cuando tu energía es alta y evita dejarlo para después, lo cual podría llevar a postergarlo repetidamente.
8. Ley de Acosta (Efecto de Aceleración)
La Ley de Acosta establece que la velocidad de finalización de una tarea tiende a aumentar a medida que se acerca la fecha límite, ya que esto incrementa la presión psicológica y el enfoque.
Aplicación:
Divide tu proyecto en plazos más pequeños o autoimpuestos que se aproximen a la fecha límite final, permitiendo mantener un ritmo constante en lugar de apresurarte al final.
Un estudiante que tiene un proyecto de 3 semanas podría autoimponerse una fecha límite de una semana para la investigación, una segunda semana para la escritura, y dejar la tercera para revisar y finalizar.
9. Ley de Hacking o Ley de Retorno en la Inversión de Esfuerzo
La Ley de Hacking sugiere que después de un cierto punto, invertir más esfuerzo en una tarea no produce mejoras significativas. Es decir, el esfuerzo adicional no se traduce en una mejora proporcional en los resultados.
Aplicación:
Establece un umbral de calidad y evita la “perfección excesiva” que consume tiempo sin aportar mucho valor adicional.
En la redacción de un informe, llega a un punto en que está bien estructurado y claro, y evita dedicar demasiado tiempo a ajustes menores que no impactarán en el resultado final.
10. Ley de Swoboda-Fliess-Teltscher o Ciclo Biológico
Esta ley se basa en la teoría de los ciclos biológicos, según la cual, nuestra productividad y energía varían en función de ritmos biológicos que se repiten en ciclos físicos, emocionales y mentales. Conocer estos ciclos permite planificar tareas exigentes en períodos de mayor energía.
Aplicación:
Lleva un registro de tus niveles de energía y productividad diaria para identificar patrones, y organiza las tareas según esos ciclos.
Por ejemplo, si observas que tienes mayor energía física y mental por la tarde, reserva ese período para tareas más demandantes, como análisis de datos o reuniones estratégicas.
Las leyes de la productividad son principios útiles que, al comprenderse y aplicarse, ayudan a gestionar mejor nuestro tiempo, energía y recursos. A través de estas leyes, es posible evitar errores comunes, mejorar la toma de decisiones, y optimizar tanto el trabajo individual como en equipo. En última instancia, estas leyes buscan ayudarnos a ser más eficaces en el logro de nuestros objetivos, estableciendo un enfoque estratégico para cada tarea y recurso.